Biografía:
Josune García Larrañaga (1983) es una artista visual radicada en San Sebastián. Desde niña, el dibujo fue su primer lenguaje, una forma de conectarse consigo misma y sumergirse en la calma de su propio interior. A través de la pintura, encontró un espacio para explorar y expresar lo que no podía verbalizar, creando un refugio personal que le permitió procesar sus emociones de manera introspectiva.
En 2003, mientras estudiaba arte y diseño en Londres, vivió su verdadero despertar creativo, un momento en el que comenzó a canalizar sus emociones a través de la pintura abstracta, un proceso que marcó el inicio de su transformación personal. A pesar de haber comenzado su formación en arte tradicional y diseño en la London Metropolitan University, decidió seguir un camino autodidacta, guiada por la exploración y la experimentación.
A través de este viaje, ha desarrollado un estilo pictórico único, donde la intuición y la práctica constante son sus principales aliadas. El arte, para Josune, no es solo un reflejo del ser, sino una herramienta para integrar lo visible y lo invisible, lo consciente y lo oculto.
Además de su carrera artística, Josune ha profundizado en el ámbito del coaching transformacional. Certificada en Coaching por la Escuela Transformacional, integra este enfoque en su práctica, brindando herramientas para el autoconocimiento y la liberación personal. Esta conexión entre arte y coaching le permite combinar la expresión artística con el acompañamiento de otros en su proceso de transformación interior.
Su obra es una danza constante entre luz y sombra, una exploración de texturas, colores y trazos azarosos que invitan al espectador a una experiencia profunda. Los contrastes visuales y las vibraciones de sus pinceladas buscan activar sensaciones emocionales que revelan lo que yace en lo más profundo de su ser.
Cada pieza se convierte en una manifestación de estados emocionales y pensamientos que buscan salir de la sombra hacia la luz, abriendo un espacio para que lo invisible se haga consciente.
En 2017, presentó su primera exposición individual en San Sebastián, marcando el comienzo de su carrera como artista independiente. Desde entonces, su trabajo ha sido presentado en diversas galerías y ferias a nivel nacional e internacional, y sus pinturas forman parte de colecciones privadas en Europa, América y Asia.
Statement de Artista
Mi arte es un espacio de transformación, donde el caos y la armonía se encuentran en un diálogo constante. A través de la pintura, me adentro en un proceso que va más allá de la razón, un viaje de disolución y reconstrucción en el que lo oculto y lo reprimido se hacen visibles. Cada trazo, cada golpe de pincel, surge de un lugar intuitivo, donde la espontaneidad se convierte en el lenguaje visual que permite que las emociones y pensamientos no racionalizados encuentren su forma.
En mi obra no busco representar lo externo, sino explorar lo interno. A través del lienzo, accedo a espacios de no-mente, donde lo invisible se hace consciente. Cada pieza se convierte en un canal para recibir información que desea ser traída al plano terrestre, un flujo de conocimiento intuitivo que busca manifestarse en la materia, revelando aquello que solo puede expresarse a través del color, la textura y el trazo azaroso.
Mi proceso creativo está profundamente conectado con los ciclos de mi vida y mis propios procesos de autoconocimiento. La pintura se convierte en un testimonio visual de mis vivencias, tanto reales como místicas, una autobiografía sensorial que se construye capa tras capa. Estas capas, a menudo aleatorias, profundas y a veces caóticas, reflejan el movimiento constante de mi ser. A través de la pintura, no solo interpreto y reconozco lo que soy, sino que también transformo lo que siento en algo tangible. Cada obra es una invitación para el espectador a sumergirse en su propio proceso de autoconocimiento, a reflexionar sobre sus propios viajes internos y encontrar su propia verdad.
Mis pinturas no están destinadas a crear una imagen perfecta o controlada. Más bien, buscan mostrar lo que es real, lo que es crudo, lo que está vivo y en constante transformación. Hacer visible lo invisible es un proceso de reconocimiento y aceptación, donde cada capa de pintura refleja mi propia evolución interna.
Este proceso es también una invitación a la presencia plena, un acto de contemplación donde el espectador es llamado a tomar consciencia de lo que se encuentra más allá de la superficie, a sumergirse en el misterio y la complejidad del ser. Cada trazo abre un espacio para la reflexión profunda y la transformación, donde la libertad se expresa no solo a través del color, sino también en la presencia misma del acto de creación.
